Diferencia entre préstamo y cuenta de crédito.
Dirigido principalmente a autónomos y profesionales de cualquier sector.
Existen dos tipos de empresas, las que ya han acudido al sector bancario en busca de financiación, y las que van a hacerlo.
Esta clasificación, si bien reconocemos que es de andar por casa, nos sirve como introducción a los distintos tipos de financiación bancaria. Concretamente vamos a centrarnos en dos productos, el préstamo y la cuenta de crédito.
¿Qué es un préstamo?
Es la forma de financiación más conocida. La entidad financiera entrega al prestatario (autónomo, profesional o sociedad) una determinada cantidad de dinero que el prestatario devolverá mediante un determinado número de cuotas. Cada cuota es la suma de dos conceptos:
la parte de amortización, que es el capital que el prestatario devuelve al banco con el pago de la cuota de préstamo; y
la parte de intereses, que es el precio que el prestatario paga al banco por el importe prestado y aún no devuelto.
¿Qué es una cuenta de crédito?
Es un tipo de financiación muy utilizado por empresas. La entidad financiera pone a disposición del prestatario un determinado importe, que es el límite de la cuenta de crédito. El prestatario no recibe la totalidad del límite en su cuenta, sino que tiene disponible la cantidad acordada e irá disponiendo de lo que precise hasta el máximo fijado como límite. En este caso las cuotas suelen ser trimestrales, y están formadas únicamente por los intereses generados desde la última liquidación por los importes dispuestos, calculados por los días que se ha dispuesto de cada cantidad. La última cuota, al vencimiento de la cuenta de crédito, se compone de los intereses del último periodo más la devolución del total del capital dispuesto a la fecha de liquidación.
Mencionar que por el capital no dispuesto también se pagan intereses, siendo estos muy inferiores al tipo de interés por el capital dispuesto.
¿En qué se diferencia un préstamo de una cuenta de crédito?
El préstamo es una forma de financiación a medio o largo plazo, no es extraño encontrar hipotecas a 35 o 40 años, si bien para una finalidad empresarial el vencimiento no suele superar los quince años, mientras que la cuenta de crédito es a corto plazo, su vencimiento suele ser de uno, o a lo sumo, dos años, con posibilidad de renovación en cada vencimiento, siempre que se haya devuelvo al banco, en la fecha de renovación, la totalidad del capital dispuesto.
¿Qué financiación es mejor para mi empresa?
Depende de la finalidad:
Si voy a comprar el local donde ejercer mi actividad, o voy a adquirir maquinaria u otro inmovilizado, necesitaré un préstamo a medio o largo plazo.
Si lo que necesito es liquidez me interesa una cuenta de crédito, ya que solo pagaré intereses por lo que realmente vaya necesitando, con la tranquilidad de que tengo un colchón de tesorería.
Si fabrico velas y cirios, y mis mayores clientes son cofradías, seguramente las voy fabricando durante todo el año, para lo que incurriré en gastos como la compra de materias primas, que no tendrán un retorno económico hasta que realice las ventas y pueda cobrarlas. Podré sufragar los gastos con la cuenta de crédito, y una vez haya cobrado las ventas, podré cubrir el saldo dispuesto y, en su caso, renovar el crédito para el siguiente ejercicio.